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Argentina dolarizada, una reseña de Ariel Coremberg

El libro es un aporte fundamental que analiza la propuesta de dolarizar formalmente la economía argentina para terminar con la inflación.

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Ariel Coremberg es un economista académico argentino especializado en la medición de productividad a nivel macroeconómico. Es actualmente profesor en la Universidad del CEMA y la Universidad de San Andrés.

Al momento de publicarse este libro, Argentina se encuentra dando los primeros pasos para alejarse de una posible nueva hiperinflación, herencia de dos décadas de vigencia del patrón soja populista en su variante kirchnerista, inaugurado a la salida de la Convertibilidad.
 
Al momento de asumir el actual presidente Javier Milei, las tres funciones de la moneda estaban totalmente destruidas. El peso argentino hace décadas que no es reserva de valor. Con la entrada al régimen de alta inflación que se puede fechar con la intervención destructiva del INDEC, se perdió rápidamente la función de unidad de cuenta no ya para inmuebles o créditos sino también para bienes durables como automotores. 

El fenómeno no tan novedoso, a la luz de las experiencias históricas de las hiperinflaciones, es la utilización creciente de las criptomonedas para eludir el cepo cambiario eliminando la moneda argentina también como medio de transacción, señal inequívoca de hiperinflación. 

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"El peso argentino hace décadas

que no es reserva de valor"

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En efecto, Argentina estuvo viviendo una hiperinflación cualitativa si tomamos en cuenta la eutanasia total de las funciones de la moneda, pero también una hiperinflación técnica. 

De acuerdo a la normativa contable internacional, un país cae en hiperinflación cuando entre otras señales presenta una inflación acumulada en tres años igual o mayor al 100%. En efecto, Argentina desde hace diez años está en hiperinflación técnica, a partir de la devaluación del ministro de economía Axel Kicilof de enero de 2014, tomando en cuenta los índices de precios alternativos al índice de precios oficial intervenido. 

La respuesta de los argentinos ha sido la dolarización informal para poder preservar no solo sus ahorros sino también el poder adquisitivo de sus ingresos tanto laborales como provenientes de planes de asistencia social. 

Argentina es el único país del mundo que, habiendo vivido varias hiperinflaciones en el pasado, estuvo en riesgo de repetirla. El libro de Emilio Ocampo y Alfredo Romano es un aporte fundamental para analizar la propuesta de dolarización formal de la economía argentina para lograr terminar definitivamente con la inflación. El libro analiza con detalle varios puntos cruciales en el debate sobre dolarización. 

Las experiencias latinoamericanas en eliminar permanentemente el financiamiento inflacionario del déficit fiscal las diferencian respecto de Argentina en que nuestro país no ha podido construir la institucionalidad como para preservar una política monetaria consistente sin dominancia fiscal. En efecto, las posibles alternativas como el control de los agregados monetarios o las metas de inflación adoptadas en la región se chocan con la anomia argentina de no cumplir la carta orgánica del Banco Central y la imposibilidad histórica de un banco central independiente ni mucho menos un banquero central conservador que resista el atropello de la política. 

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"La competitividad se lograría mediante

ganancias de productividad"
 

Otro de los aspectos sustanciales analizados en el libro es cómo ganar competitividad en una economía dolarizada. Los cuestionamientos realizados respecto de la dificultad de dinamizar la competitividad bajo un régimen dolarizado son rebatidos principalmente con la experiencia argentina de lograr ganancias de competitividad precio mediante devaluaciones abruptas que más tarde o más temprano son licuadas por el impacto inflacionario. En efecto, una economía dolarizada presenta un tipo de cambio real estable donde la competitividad se lograría mediante ganancias de productividad

La necesaria ganancias de competitividad no precio deberían darse por la flexibilización del mercado de trabajo que permitiría un ajuste adaptativo de la demanda de empleo ante shocks externos negativos. Por el contrario, hoy Argentina presenta 0 resiliencia a los shocks externos, por el cual los desequilibrios se ajustan mediante devaluaciones abruptas. Pero también los saltos abruptos del tipo de cambio real suceden en nuestro país como consecuencia del ajuste ante apreciaciones artificiales de la moneda domestica como consecuencia de pisar el tipo de cambio como única ancla disponible para reprimir precios y ganar elecciones. 

Otro fenómeno interesante a tratar en el futuro, parcialmente analizado en el capítulo sobre pobreza es el comportamiento de la desocupación en una dolarización formal. Ecuador presenta tasas de desempleo relativamente bajas, en torno al 5% desde que se dolarizó formalmente en el año 2000 hasta el presente. Su sector informal funciona como buffer ante shocks externos negativos permitiendo que el refugio de la economía informal sostenga sus niveles de ingreso en dólares sin caer en la desocupación abierta. Hoy Argentina tiene niveles de desocupación relativamente bajos, 5.7% a fines de 2023 pero bajo hiperinflación técnica. ¿Puede la dolarización producir un aumento de la desocupación abierta? 

La economía argentina llega a esta situación con desempleo oculto, al igual que la herencia que dejó el Estado financiable heredado de la hiperinflación a comienzos de la década de 1990. Pero a diferencia que aquella época, esta vez el desempleo oculto no es solo aquella parte del empleo estatal con elevada tasa de ausentismo sino también la magnitud que ha adquirido la asistencia social con supuesta contraparte laboral. La baja productividad que este tipo de empleos generan debe ser también puesta en la balanza a la hora de evitar el costo de aumentar el desempleo. Por otra parte, el mismo hecho de cobrar salarios en dólares puede incentivar la búsqueda de empleo formal y ello es un objetivo deseable de política pública. Un mercado laboral flexible y un seguro de desempleo cuyos fondos estén aislados del manotazo de las necesidades fiscales de la política es una tarea imperiosa que los autores fundamentarían como necesariamente habilitadas si se realiza la dolarización formal. 

¿Es la dolarización la única cura para la anomia argentina y la reversión de políticas económicas consistentes? Mi respuesta es de resignación. Dada la historia argentina de cementerio de oportunidades perdidas y haber quemado todas las naves de políticas económicas alternativas de libro de texto, diría no hay mas remedio que aceptar la dolarización formal como condición necesaria a las reformas que imperiosamente Argentina necesita. El libro abre el debate.

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Más sobre #ArgentinaDolarizada en www.argentinadolarizada.com  

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